Pregón de Manuel Jiménez Suárez

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Andando por el poniente Almeriense,
hacemos un alto en el camino,
una bonita villa alpujarreña,
Balerma.

Una vez más estamos todos aquí reunidos junto a la Torre y a falta de grandes amigos y familiares. Que todo quedará en el recuerdo para disfrutar junto al mar de las fiestas de la Virgen del Carmen y de las Mercedes. Empezaré con mis raíces y con las vuestras, seguiré con mis recuerdos de niñez, recordaré a mis amigos, y terminaré no de viejo pero si de mayorcete.

Al igual que todos los que me escucháis nuestras raíces se pierden en esos pescadores de Dalías que bajaban hace siglos para realizar la almadraba, boliches y pesca de palangres. Esos pescadores cansados de bajar todos los días desde Dalías decidieron quedarse, al principio en simples chozas de caña y más tarde en humildes casas de piedra y cal.

Y al igual que ellos también llegaron tiempo después desde otros pueblos, aldeas y cortijos un sin fin de pobres agricultores y pastores en busca de una vida mejor, que les podía ofrecer la playa de Balerma, que era muy rica en norias, pozos de agua y pesca. Recuerdo que mis abuelos que nacieron en el siglo XIX, me decían que sus padres vinieron de diversos lugares de España al igual que otras familias cuyas raíces se pierden en toda la Alpujarra, Granada, Jaén, Extremadura, Aragón, Cantabria, Italia… y que desde el siglo XVI llegaron a nuestra costa dando origen a las familias de Balerma.

Hablaré de mi niñez, que fue una buena infancia jugando en la playa con las redes de mi padre, que era pescador, jugando entre los maizales de mi madre, que era campesina; entre las cañas de azúcar de la Noria de los Guerreros y la Noria de la Marquesa. Jugando todo el día con mis amigos los Aguilera, los Pollos, los Gómez, los Fernández, los Galdeanos, etc. Jugábamos sin para al Pilla Pilla, al Abejarruco, al Fútbol, al Boli, al Trompo, a las Canicas y algunas cosas más que no puedo contar.

Luego me fui haciendo mayor rápidamente y con 11 años tuve que salirme de la escuela porque éramos una familia humilde y al ser muchos hermanos tenía que trabajar junto a mi hermana. Tuve que empezar a trabajar como la mayoría de los niños del pueblo, unos en la agricultura, como es mi caso, y otros en la pesca. Aunque no hemos pasado las necesidades de nuestros padres en los años del hambre, sí tuvimos que dejar los estudios para poder alimentarnos y conseguir con sudor, lágrimas y esfuerzo levantar un desierto y convertirlo en un vergel. La Huerta de Europa.

Muchos habéis tenido el gusto de escucharme cantar en las fiestas y creo que os habéis divertido conmigo, y con otros muchos músicos que han llegado al pueblo traídos por vuestras comisiones de fiestas, cuya labor muchas veces no es reconocida. Pero yo, conocedor de estos temas de fiestas os puedo afirmar que es un trabajo digno de alabanza.

Quiero dar las gracias al preseidente de la Junta Local, a la comisión de fiestas y a todos los vecinos y empresas que han colaborado en la preparación de estas fiestas 2013. También quiero agradecer de todo corazón que yo, una persona normal del pueblo sea el pregonero de las fiestas de mi pueblo, Balerma, el pueblo más antiguo del Campo de Dalías.

Y os deseo de corazón a los vecinos y gentes de otros lugares que disfrutáis en familia de nuestra playa, que paséis unas agradables y felices fiestas de Balerma, que siempre han sido maravillosas.

Manuel Jiménez Suárez, julio 2013.


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