Torre de Balerma

Construcciones militares en el litoral Almeriense

La Torre Fortificada de Balerma forma parte de un complejo sistema de edificios fortificados, erigidos para la defensa de la costa del antiguo Reino de Granada. Las necesidades de proteger a la población de los ataques procedentes del mar ya se habían hecho patentes bajo el gobierno del nazarí Yusuf I, responsable de organizar las primeras fortificaciones costeras.

La amenaza de la piratería berberisca se agudiza durante el proceso de repoblación promovido por los Reyes Católicos. A lo largo del siglo XVI se dotan a las antiguas fortalezas de una guarnición militar cristiana y se construyen nuevos sistemas de defensa, vigilancia y alarma.

Los Reyes Carlos I y Felipe II habían impulsado esta política defensiva organizando por primera vez el litoral del antiguo Reino de Granada en distritos y partidos. Los de Vera, Almería y Adra corresponden al actual provincia de Almería.

Posteriormente el proceso de fortificación costera prosigue con notables altibajos. Felipe V protagoniza un proyecto ambicioso, que sin embargo quedará decapitado por el estallido de un conflicto armado con Inglaterra que mermó notablemente a capacidad económica de la corona.

Será Carlos III quien acometa la iniciativa de mayor envergadura para la protección militar del litoral. El Reglamento que promulga en 1764 regula minuciosamente la construcción de nuevos emplazamientos, la dotación humana, la estructura administrativa del territorio, así como la actualización de los planes inconclusos de Felipe V. Propiciando, además, el proyecto de definición arquitectónica y artillera de las fortificaciones que concibe José Crame.

Torre de Balerma sobre 1960En este contexto defensivo de inscribe la torre artillada de Balerma. Aunque su estructura original, edificada a mediados del siglo XVIII, ha sido muy alterada, aún es patente su forma de cono truncado hasta medio alzado. En 1803 se citaba en una escalera de mampostería y puente levadizo para el acceso.

En la parte superior se disponían estancias para albergar a los dos torreros que junto a un cabo componían la dotación, si bien tenemos constancia de que en 1849 su estructura estaba tan deteriorada que los torreros habitaban chozas próximas. La planta baja albergó el repuesto y pertrechos precisos para acometer la función defensiva de la torre: proteger la zona litoral comprendida entre la torre de los Cerrillos al este y el fuerte de Guardias Viejas al Oeste.

En su momento estuvo preparada para soportar dos cañones de grueso calibre, si bien en la Guerra de la Independencia los ingleses sólo hallaron en su batería dos culebrinas de bronce de calibre cuatro.